3/11/10

Comunicación

Mi madre siempre dice que mi perra es todo lo contrario a mí. Es simpática y tiene que saludar a todo el mundo por la calle, lo que también obliga al dueño a pararse con ciertas personas que le demuestran algún gesto de cariño. Hay personas de todo tipo: los que te dicen "uy que mona" y se van, los que te cuentan cómo querían ellos a su perro que ya no está o los que son como los que me he encontrado hoy: gente que si no fuera por los animales no conocerías, pero que al hablar con ellos te das cuenta de que a veces, escuchar a los demás te puede hacer bien, y más si son desconocidos.
El primero ha sido un hombre mayor en el parque. Habremos estado hablando cerca de 15 o 20 minutos. Me contaba los perros que tuvo en un pasado en su finca y los que tiene ahora. Cómo juegan con los conejos y las perdices, cómo cuidan la casa... en definitiva ese hombre en cierto modo me abrió las puertas de sus recuerdos y sus vivencias, y por un momento me sentí parte de otra realidad. Cuando alguien te cuenta algo y realmente te interesa te involucras tanto que terminas formando parte de ello, y ese mundo ya forma parte de ti. A veces es bonito dejar atrás los problemas o tonterías que puedan rondar tu mente para adentrarte en la vida de los demás, te hace olvidar por un momento lo que te pase. La verdad es que siempre me ha encantado escuchar historias de otras personas, debe ser por eso que la orientadora del instituto siempre me dijo que debería ser psicóloga y aquí estoy, empeñada en ser periodista. Pero los periodistas también escuchan historias y hablan con los demás. La comunicación: la sal de la vida y a la vez algo que tanto falta.
Más tarde cuando volvíamos a casa, en un semáforo se nos ha acercado una señora de unos 40 años para decirme que me ve casi todos los días pasear a mi perra y siempre le ha llamado mucho la atención la complicidad que tengo con Kya, sobre todo que crucemos los semáforos a la par. Hemos estado un rato charlando con la señora, que parecía realmente fan de la relación que tengo con mi perra. Es cuanto menos curioso ver cómo puedes formar parte de la vida o de la rutina de alguien, como esta señora que nos veía cada día, y no llegar a darte cuenta nunca. Vamos por la vida con prisas sin deternernos a ver lo que hay a nuestro alrededor o si realmente podemos importar a alguien. Existen personas que se sienten solas ¿por qué? será porque no miran a su alrededor y no ven que están rodeados de gente que, mejor o peor, están dispuestos a conocerles.

- Laura

3 comentarios:

  1. Muuuuy bueno. A veces no nos damos cuenta en que medida estamos presentes de una u otra forma en las vidas de los que nos rodean. Interesante. Sigue así!!! ;) (José Angel)

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  2. Me gusta Laura!
    Siempr eme ha parecido interesantísimo eso d einfluir,o aparecer al menos,en la vida d elos demás... ¡y mucha sveces sin darnos cuenta!
    mira Kya que mona...dejando huella jejeje
    muuua

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  3. Me encanta, no sabía que tenis este blog y por ello no te comentaba. Me parece que tienes mucha razón en todo lo que dices, a mi me pasa siempre que salgo a pasear a mi perro Rocky, lo cierto es que la complicidad que puedes llegar a coger con un bichito así es increible, dimelo a mi que ya son 15 años... A mi me gusta incluso hablarle, no veas las conversaciones que mantengo con él jajajajaja. Recuerdo tu madera de psicologa, no te creas que se me ha olvidado. Me repito, me ha gustado mucho tu entrada, seguiré leyendo cada vez que escribas guapa. Un besazo!

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