24/11/10

Síndrome de Peter Pan


Soy una persona sumamente infantil, y no tengo problema en admitirlo. Tengo estantes de mi habitación poblados con muñecos de la infancia (y no tan infancia) y dos Barbies presiden la estantería principal pese a que cada 2x3 intento tener un dormitorio "serio y de mayor" ¿a quién intento engañar?
Hubo una época en la que odiaba la Navidad, durante la "adolecencia". Renegaba de todo, no quería ni árbol, ni belén, ni adornos... quizá porque coincidía con mi época rebelde y tampoco había regalos. Ahora, con la llegada de mis primas pequeñas a casa cada navidad (bueno, y cada 15 días, pero estamos hablando de navidad ahora) me ha vuelto la ilusión. Ver sus caritas al abrir regalos me contagia, hasta tal punto que hace 15 días que ya tenemos el belén puesto en la entrada de la casa. Lo hemos hecho con plastilinas mis primas y yo. Soy una niña más, ¡qué le vamos a hacer!

Aunque para qué negalo, ser infantil es lo mejor del mundo. ¿Y lo que disfrutas cada vez que llegan estas fechas? cuando llega tu madre una tarde y te dice "mira lo que tengo" y es nada más y nada menos ¡que el catálogo de juguetes del Corte Inglés! mítico donde los haya. Siempre lo he mirado con especial ilusión, para mí es como un regalo más, el previo a lo que nos viene por delante. Del catálogo año tras año miro hoja por hoja nada más aterrizar en mis manos. Da igual si hay cosas más importantes que hacer, es mi catálogo!! miro y admiro sus hojas, sus juguetes, con la ilusión de un niño de 4 años. Me gustan especialmente las páginas de juguetes basados en las princesas de Disney ¡me lo pediría todo! de hecho cada año pido una cosa que me tengo que terminar comprando yo porque en casa me miran como si estuviera loca. ¿Qué toca este año? el DVD de La Bella y la Bestia, una edición especial que acaba de salir. En casa me dicen "si ya la tienes, en cinta y dvd". Cierto, pero el dvd es pirata y la cinta ¿dónde la veo? si ya no funciona.

Sé que con 24 años (casi 25, dios mío) no debería ser así, pero no hay nada que dé más miedo que crecer.

Receta: Bizcocho de yogurt

Buenos días! hoy empezaremos aprendiendo a cocinar un rico rico bizcocho de yogurt que hará las delicias de niños, jóvenes, adultos y ancianos. Imaginad la situación: os habéis comprado un piso nuevo y tenéis a los típicos familiares cotillas que van a tomar "café con pastitas" para cotillearte el piso y tu piensas "¿para qué voy a comprar pastitas si luego van a estar dando vueltas por la casa durante un año?". Bien pensado. ¿La solución? ¡haz un bizcocho de yogurt! aparte de estar buenísimo, ganarás puntos por haberlo hecho tú mismo y si sobra ¡está buenísimo para desayunar! o cenar con un vasito de leche.

Intentad hacerlo, es muy fácil, rico y práctico. Allá vamos.

Paso 1: preparar todo lo que vayamos a utilizar. Los ingredientes y los cacharros. Tienes que tener a mano:
- 1 yogurt
- 6 huevos
- Azúcar
- Harina
- 1 sobre de levadura Royal (publicidad)
- Aceite
- 1 limón
- Mantequilla
- El molde que vayas a usar, un recipiente grande para hacer la mezcla, un rayador, una cuchara de madera y la batidora (opcional también un delantal porque aviso: salpica!)


Paso 2: Unta el/los molde/s con (abundante) mantequilla y espolvoréalo con harina. Lo puedes hacer con un pincel de cocina o con los dedos (lavándote bien las manos antes, claro).




Paso 3: Separa las yemas de las claras. Las yemas se ponen en un vasito aparte y las claras en el recipiente grande donde vamos a mezclar los ingredientes. Las yemas las usaremos luego ¡así que no las tires!



Paso 4: Bate las claras a punto de nieve. Se sabe cuando ya están listas cuando puedes volcar el recipiente y no se escurre ni se cae (como ves en la foto).










Paso 5: Echa sobre las claras batidas un poco de cáscara de limón rayada, el yogurt entero y lava el envase del yogurt.
Lo vamos a utilizar para medir el azúcar, el harina y el aceite.
Sobre las claras batidas con el yogurt y la rayadura de limón echamos 3 veces la medida del envase de yogurt de azúcar.

Consejo (1): a partir de aquí, con las manos limpias, ya puedes ir metiendo el dedo para probar ¡porque está buenísimo!

Paso 6: Echar sobre la mezcla 4 veces la medida de un yogurt de harina mezclado con el sobre de levadura. Es decir, llenas medio yogurt de harina, echas un poco de levadura, echas el resto de harina y todo al bol de la mezcla.

Nota: a partir de aquí ya nos olvidamos de la batidora y se remueve (con ganas, no como un pijo que se rompe las uñas) con la cuchara de madera.
Consejo (2): Enciende ya el horno a media potencia a unos 200º para que se vaya calentando.

Paso 7: Echamos sobre la mezcla la medida del yogurt de aceite y movemos bien hasta que lo admita la masa.







Paso 8: Vierte la mezcla sobre el/los molde/s que hemos untado y espolvoreado previamente. No los llenes del todo, ten en cuenta que luego crece (milagros de la levadura, ya ves).


Paso 9: Y quedan así de monos. Es opcional ahora echar azúcar por encima para que quede "más bonito". En este caso no se lo vamos a echar (yo sólo hago eso cuando la mezcla la echo sobre papelitos de magdalenas, que también es una opción).

Paso 10: tras estar en el horno cerca de 30 minutos (más o menos) clavamos una aguja en el bizcocho para ver si se ha hecho por dentro. Si la punta de esta aguja sale limpia es que ya está listo, si sale un poco manchada aún tienen que estar un poco más en el horno.
Cuando estén listos sacamos el bizcocho del molde y lo dejamos enfriar.

¡¡Y a comer!!

Si alguien me hace caso y hace la receta ¡que me cuente qué tal le ha salido!

22/11/10

Abriéndome paso


El sábado entre apuntes y partidos de fútbol al fin saqué tiempo para escribir dos artículos ¡que me han publicado!

http://opinar.net/2010/noviembre/d04.htm


Ya llevaba tiempo queriendo escribir alguno para ver si me lo publicarían o no ya que no es algo tan simple como escribir, enviar y colgar en internet. Para mí por lo menos no. Que te publiquen un artículo corrobora también si escribes bien o no, aunqu een este caso no me aclara demasiado las dudas porque en este periódico hay artículos de muy baja calidad. Por ello cabe preguntarse si este profesor, director del periódico, nos publica por la calidad de lo escrito o por caridad.
Supongo que esa duda seguirá ahí hasta que aterrice en un gran medio de comuniación y me digan "muy bien" o "muy mal". En fin.

17/11/10

Contradicciones del corazón

El otro día mi prima me pregunto si estoy saliendo con alguien y mi respuesta fue "hace años que no me gusta nadie".
Me parece triste... supongo que el amor está hecho para quien lo merezca por alguna razón o simplemente para quien lo busca, pero no para quien huye de él. Lo malo es que creo que esa respuesta seguirá vigente por mucho más tiempo.
Cierto es que hay momentos en la vida en que ves por la calle una pareja y te dan envidia, pero a la vez verte en esa situación te parece algo tan lejano e imposible... recuerdas tu pasado y esa envidia desaparece.

Es mejor estar así.

11/11/10

0:39 de la madrugada. Suena el teléfono, una llamada. Una noticia. Es increíble cómo la vida se va en un instante sin que siquiera te des cuenta.

Esas llamadas a altas horas de la noche siempre me han dado pánico, nunca presagian buenas noticias. Cada vez que suena el teléfono me pongo a temblar... mi abuelo... pero no, ha sido mi tio. Atropellado por su propio tractor al parecer, no se sabe, quizá nunca se sepa. Lo importante es que ya no está, que nunca volverá a estar ahí.

Pero la vida sigue.

3/11/10

Comunicación

Mi madre siempre dice que mi perra es todo lo contrario a mí. Es simpática y tiene que saludar a todo el mundo por la calle, lo que también obliga al dueño a pararse con ciertas personas que le demuestran algún gesto de cariño. Hay personas de todo tipo: los que te dicen "uy que mona" y se van, los que te cuentan cómo querían ellos a su perro que ya no está o los que son como los que me he encontrado hoy: gente que si no fuera por los animales no conocerías, pero que al hablar con ellos te das cuenta de que a veces, escuchar a los demás te puede hacer bien, y más si son desconocidos.
El primero ha sido un hombre mayor en el parque. Habremos estado hablando cerca de 15 o 20 minutos. Me contaba los perros que tuvo en un pasado en su finca y los que tiene ahora. Cómo juegan con los conejos y las perdices, cómo cuidan la casa... en definitiva ese hombre en cierto modo me abrió las puertas de sus recuerdos y sus vivencias, y por un momento me sentí parte de otra realidad. Cuando alguien te cuenta algo y realmente te interesa te involucras tanto que terminas formando parte de ello, y ese mundo ya forma parte de ti. A veces es bonito dejar atrás los problemas o tonterías que puedan rondar tu mente para adentrarte en la vida de los demás, te hace olvidar por un momento lo que te pase. La verdad es que siempre me ha encantado escuchar historias de otras personas, debe ser por eso que la orientadora del instituto siempre me dijo que debería ser psicóloga y aquí estoy, empeñada en ser periodista. Pero los periodistas también escuchan historias y hablan con los demás. La comunicación: la sal de la vida y a la vez algo que tanto falta.
Más tarde cuando volvíamos a casa, en un semáforo se nos ha acercado una señora de unos 40 años para decirme que me ve casi todos los días pasear a mi perra y siempre le ha llamado mucho la atención la complicidad que tengo con Kya, sobre todo que crucemos los semáforos a la par. Hemos estado un rato charlando con la señora, que parecía realmente fan de la relación que tengo con mi perra. Es cuanto menos curioso ver cómo puedes formar parte de la vida o de la rutina de alguien, como esta señora que nos veía cada día, y no llegar a darte cuenta nunca. Vamos por la vida con prisas sin deternernos a ver lo que hay a nuestro alrededor o si realmente podemos importar a alguien. Existen personas que se sienten solas ¿por qué? será porque no miran a su alrededor y no ven que están rodeados de gente que, mejor o peor, están dispuestos a conocerles.

- Laura