La puerta se cerró de un portazo y repetidos golpes la hicieron sonar. La señora corrió apresurada y sus prisas salvaron de la muerte a aquel gorila, se había pisado la cola con la maldita puerta.
La puerta se cerró de un portazo y repetidos golpes la hicieron sonar. La señora corrió apresurada y sus prisas salvaron de la muerte a aquel gorila, se había pisado la cola con la maldita puerta.
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